martes, 9 de febrero de 2010

Haití


Cualquier cifra de muertos es falsa. Para que el número de víctimas del terremoto de Haití se acercara algo a la realidad harían falta dos cosas.
-Primero que alguien los hubiera contado, supiera cuánta gente estaba comprando a las cinco de la tarde del martes o cuántos niños de hasta cinco años durmiendo la siesta o jugando en la guardería. Pero nadie lo sabe. Tampoco nadie ha contado cuántos cadáveres han sido quemados ya en las esquinas o cuántos continúan abandonados en medio de las calles.
-La segunda es que aquí, en este país antes llamado Haití, hubiese algún tipo de autoridad, municipal o estatal, que tras el seísmo se hubiese hecho cargo de la situación. Pero Haití ya no existe. Su capital sólo es ya un inmenso cementerio en ruinas por el que pasean sin saber hacia dónde millones de personas convertidas en vagabundos.

Sólo existen cadáveres y gente que anda, y niños rotos que lloran toda la noche junto a la tapia del hotel, fundiéndose su dolor con el sueño, con las imágenes repetidas de los cadáveres sin sepultura. Lo que queda de Haití se resume en los carteles improvisados que dicen: "Necesitamos ayuda". Pero nadie parece leerlos, porque cuatro días después del terremoto la ayuda internacional sigue siendo una anécdota, gestos de buena voluntad descoordinados, sobrepasados, impotentes. Pero esto no es suficiente ante una avalancha de gente que implora un calmante para sus hijos.

1 comentario:

Javier Train dijo...

Hola Yeraldin, cuando publiquéis artículos que son transcripciones de otros que ya están publicados, debéis poner la fuente de donde los sacáis.

En tu caso has copiado íntegramente el texto de: http://www.elpais.com/articulo/internacional/Haiti/existe/elpepuint/20100116elpepuint_21/Tes cuyo autor es Pablo Ordaz, enviado del diario El País a Puerto Príncipe.

Por tanto: bien por participar en el blog, pero mal por copiar sin citar las fuentes.

Un saludo