La medicina utiliza los avances tecnológicos para conseguir que los diagnósticos y tratamientos sean mejores. Los biosensores son un ejemplo de ello.
Pero, ¿qué proporciona un biosensor? Un biosensor nos permite detectar la presencia de una hormona, un virus, o un marcador tumoral. Sus aplicaciones también abarcan la seguridad agroalimentaria, la detección de contaminantes y la lucha contra el dopaje.
En el grupo de investigación, Magnetismo en Nanoestructuras y sus Aplicaciones, del ICMA (CSIC-UZ) y el INA, desarrollamos biosensores magnéticos en colaboración con las empresas de biotecnología y de diseño electrónico, Sallen Electrónica y CerTest Biotec.
Estos biosensores no solo detectan la presencia de una sustancia, sino que también miden la cantidad de ésta mediante sensores de magnetorresistencia gigante, que es un fenómeno que se produce en determinadas nanoestructuras magnéticas, en las que aplicando un campo magnético, se puede modificar su resistencia eléctrica.
Otra aplicación de este fenómeno son los potenciómetros sin-contacto. Estos sistemas tienen múltiples aplicaciones industriales, por ejemplo en la industria del automovil, y los que estamos desarrollando, evitarían el desgaste por rozamiento y tendrían por tanto una vida útil más larga.
Otra de nuestras investigaciones se orienta hacia nuevos sistemas de procesado y almacenamiento de información, que nos permitan realizar un mayor numero de operaciones en menor espacio.
IBM trabaja en la memoria racetrack, que utiliza el movimiento a lo largo de nanohilos, de las paredes que separan estos dominios magnéticos. La Universidad de Cambridge también está desarrollando la lógica magnética, que nos permitirá previsiblemente procesar la información almacenada en las paredes de los dominios magnéticos.
Nosotros hemos logrado estudiar la propagación de paredes magnéticas en un nanohilo de cobalto en forma de L. Nuestros estudios han demostrado que en él es posible propagar paredes de dominio magnéticas, a bajo campo magnético, sin que se formen nuevas paredes.
Además, el método utilizado para conseguir el nanohilo de cobalto, supone también un avance respecto a los sistemas tradicionales, porque se ha conseguido fabricar en una sola etapa, utilizando un microscopio electrónico de barrido y un gas precursor de cobalto.
Esta novedosa técnica se basa en la capacidad de un haz de electrones focalizado para disociar moléculas del gas, y hacer crecer materiales siguiendo la trayectoria de barrido del haz. Con este método hemos conseguido hacer crecer una gran variedad de nanoestructuras magnéticas de tamaño lateral tan pequeño como 29 nanómetros.
El haz de iones focalizado junto a otro gas precursor (tungsteno), lo hemos usado también para hacer crecer nanoestructuras que son superconductoras a baja temperatura. Los materiales superconductores son candidatos para el desarrollo de la computación cuántica, y nuestros estudios junto a la Universidad Autónoma de Madrid nos han proporcionado resultados de alto impacto.
Para obtener más información sobre los biosensores y sus aplicaciones, siga los enlaces que a continuación se denotan: http://www.asiain-asesores.com/rev2/pag25.htm , http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=668425 .
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